lunes, 12 de mayo de 2008

Cuando la publicidad es un gasto.

La campaña del 911, una inversión en nada.

Por Patricio Cavalli

¿Se le puede hacer juicio por publicidad engañosa al Estado? Me lo pregunto, después de notar en el cruce de Panamericana y General Paz un enorme cartel azul que dice “Si ves algo o sabés algo, llamá. 911 Emergencias”.

Mi pregunta es, si una persona llamara al 911 para pedir ayuda y no recibe la ayuda que necesita, ¿puede reclamar por publicidad engañosa? ¿Cómo funciona ese mecanismo?

Recuerdo hace dos años, una tarde de enero cuando en un supermercado Disco de Olivos, encañonaron a la jefa de cajas y a los clientes que pagaban en línea de cajas.

Estaba delante de todo, en la línea de tiro del delincuente más grande, que hacía de campana, y a unos diez metros del menor que hacía la recolección, arma en mano.

En la condusión pudimos, un señor y yo, escabullirnos e ir hacia la parte de atrás del salón. Desde donde -inocentemente- hicimos dos llamados al 911 yo, y una el señor en cuestión.

En el primero me tomaron los datos y pidieron la descripción de las personas. En el segundo, casi diez minutos después, y sin presencia de la policía, el operador me dijo “Bueno, bueno… ya van a ir, pare un poco…” (o expresión similar).

Traté de averiguar dónde hacer alguna denuncia. “¿Denuncia por qué, si la policía acudió, sólo que llegó tarde?”, me dijeron en el 0800 de la línea de la gobernación de la Provincia de Buenos Aires.

Y es verdad, llegaron 20 minutos después, contó la jefa de cajeras, unos días después, conversando. Cuando bajó del patrullero, la mujer policía que acudió le dijo “No tenemos gente, están todos en la costa”. Y se fue con un “Tenemos otros tres llamados así en la zona”. Patrullero, sirena y adiós.

Imagino que seguramente “en la costa” significaba en el operativo Sol, o cuestión similar, protegiendo a concejales e intendentes mientras se doran al solcito en las playas de Cariló o Pinamar.

El punto de discusión no es la policía. Todos sabemos que por cada policía malo hay miles excelentes, que previenen, protegen, respetan la ley y se juegan la vida por los ciudadanos, con un sueldo escaso y con recursos todavía más escasos.

Lo que falla, es un sistema político corrupto y mentiroso, que cree que poniendo carteles gigantes en la vía pública, nos vamos a sentir más seguros. El mismo que cobra impuestos por adelantado, para devolverlos sólo cuando viene la campaña.

Haría mejor la dirigencia política en invertir en equipar, entrenar y ayudar al policía de a pie, y dejar de gastar inútilmente la plata de los ciudadanos en publicidad engañosa.

Hacía mucho que no veía un caso tan patente de eso, y de la publicidad vista como gasto, y no como inversión.

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