sábado, 2 de mayo de 2009

La importancia de llamarse influenza.


por Patricio Cavalli

"Esto está todo armado por la CIA -dice el taxista porteño que escucha Radio 10 sobre la epidemia cuasi pandemia de gripe porcina-. Por la CIA que hizo un experimento, y por los laboratorios". 

Falta quizá el tercer componente de toda conspiración imaginaria (el complot sionista) y su relato sería perfecto. 

Pero detrás del virus más popular del planeta -otros más mortales como la meningitis, el vih, la tuberculosis, la malaria y el local dengue no gozan de tapas en el NYTimes o segmentos especiales en el PrimeTime de la BBC o la TV5-, hay una cuestión lexicológica interesante. 

Y se trata de la estrategia de naming que hay detrás de la cuasi-pandemia. 

No sólo la explosión noticiosa se ha dado porque este virus, lejos de matar personas en remotos poblados del africa o asia ha tenido el poco tino de venir a molestar nuestras dichosas vidas occidentales, y andar haciendo de las suyas en ciudades famosas como Mexico DF, New York, Barcelona o Alberta. 

También se ha dado porque este virus parece haber tomado a la comunidad científica de sorpresa. Es posible que de ahí venga parte de la virulencia de la respuesta científico-mediática, y es seguramente esa la razón por la que la enfermedad ha dejado de ser "la gripe'l chancho" para ser la más cientifica "Influenza A". 

Las palabras no son entidades inertes; añaden, sustraen y organizan. El nombre de la epidemia no ha sido cambiado sólo a raíz de las protestas de los grupos productores de cerdo (cuyas ganancias y ventas se desplomaron en los últimos días); ni de algunos gobiernos de países de Medio Oriente (para cuyas poblaciones, la sola idea de contraer una enfermedad proveniente del cerdo es una idea terrible). La idea de cambiarle el nombre a "Gripe Mexicana" (para emparentarla con las Española y de Hong Kong) terminó de inflamar a los mexicanos, que ya sienten como una afrenta a su orgullo nacional el rechazo que comienzan a recibir en todo el mundo. "A la par de la pandemia de la influenza A o humana se extiende por el mundo otro virus, el del rechazo y la discriminación a los mexicanos. A la prohibición expresa de varios gobiernos para que sus ciudadanos visiten México, la cancelación de vuelos y cruceros y la estigmatización de los viajeros que proceden de nuestro país, hay que agregar incluso la postergación de los encuentros de la Copa Libertadores. Los jugadores del Guadalajara y del San Luis, en su calidad de mexicanos, son rechazados en Colombia y Chile. En lo que respecta a vuelos, Canadá, Argentina y Cuba cancelaron todas las operaciones a nuestro país, mientras que Perú, Ecuador y Chile sólo redujeron la frecuencia de sus vuelos.", publicó el 2/5/09 el diario El Universal.

Pero el nuevo nombre de la nueva peste intenta devolver a las sociedades un mínimo sentido del control de la ciencia sobre el fenómeno. Cuando la epidema es de "gripe del chancho", está al nivel de la gente, cercana: se puede pronunciar, recordar e idenitificar. Influenza A es un virus mucho más científico, laboratorizado, lejando y en manos de los médicos, investigadores y científicos.

Por momentos, no se sabe si las muertes y los casos de gripe porcina son los mismos que los de la Influenza A, porque en el imaginario colectivo, ya no son la misma cosa. 

El nuevo nombre aísla, despega, propone un quiebre, clasifica y por sobre todas las cosas, estandariza. EL virus no está más en las manos de la gente (literalmente), si no en manos de los científicos. Que tardarán en generar la vacuna; pero por lo pronto demuestran -desde lo lexcológco, porque desde todo otro punto de vista no tienen nada seguro-, que tienen el asunto en sus manos. 

Y desde siempre, en manos de la ciencia significa -ilusoriamente en general- que el asunto está bajo control. 

Ganan los chanchos. 

1 comentario:

Tridimage dijo...

Patricio,coincido con vos. Este nuevo "naming" es mucho menos sticky que Gripe Porcina. No por nada ha sido modificado.