sábado, 14 de abril de 2007

AFIP y el blanqueo de las empleadas domésticas. Revista Mercado. Abril 2006.





La AFIP quiere un megablanqueo.

Aparecieron cuando el calor de Bs. As. inflamaba calles y cerebros: altas, esbeltas, sonrientes, vestidas con sugerentes vestidos de “mucamitas atrevidas” en plena city. Acalorados, picarones, atrevidos, los porteños se acercaban a ver que ofrecían y qué les podían sacar. Se llevaban no más que una sonrisa y un panfleto: EL TRABAJO, EN BLANCO, decía. Y la señorita en cuestión remataba con un uppercut: “Las empleadas domésticas también son trabajadores, también se merecen estar en blanco, tener seguro y aportes y ART”. Fin del intento de seducción y comienzo de una seria reflexión en la mente de los viandantes. De 900.000 trabajadoras domésticas en el país, sólo un 5 % trabaja registrada en blanco.

Para revertir esta situación, la AFIP ha lanzado una iniciativa de amplio espectro: desde el punto de vista normativo se han simplificado los trámites de registro de las empleadas domésticas, con los aportes realizados los patrones pueden deducir hasta $ 4.020 del impuesto a las ganancias y se ofrecen facilidades para tramitar la residencia de aquellas trabajadoras no nativas del país.

Y para llegar al público se ha lanzado una campaña con múltiples herramientas de marketing: dos spots de TV, radio, Internet, envíos de marketing directo a contribuyentes de altos ingresos y promociones al estilo de los productos de consumo masivo en shoppings y vía pública. El primer spot de TV muestra a una empleadora y su empleada en la cocina de una casa. En la radio suena el aviso de la AFIP, invitando al registro en blanco de las domésticas. Ambas mujeres se miran, sólo queda una salida honesta: registrarla. El segundo spot va directo al punto: la señora de la casa le entrega para lavar una prenda blanca y le da algunas indicaciones. El locutor dice: “Siempre le pedís que quede bien blanco, pero… ¿le pagás el sueldo en blanco?” No deja salida: una persona decente paga de manera decente, como le gusta que le paguen a ella.

La campaña marca un giro en la forma en que el Estado y gobierno se dirigen a la ciudadanía. Lejos ya del tanquecito de los ’70 y del sabueso que todo lo descubría en los ’90, el mensaje ahora apunta a generar conciencia y a poner en blanco y negro una parte de la hipocresía de los argentinos: la tendencia a reclamar honestidad y claridad en el trato hacia uno, pero la negativa a darlo a quien depende de nosotros. La campaña no alecciona ni amenaza, desnuda. Y se monta en la corriente de concientización cívica y ciudadana surgida sobre todo en la clase media urbana tras la crisis de 2001. Desde ese punto de vista, la campaña es una llave de judo impensada hasta ahora. Luego de cinco años de exigencia y reclamo ciudadano, el Estado ha tomado el mensaje y revertido el circuito: “Si reclamás honestidad y transparencia, hacé vos también las cosas correctamente”.

El mensaje también tiene parece dirigido a romper tabúes y tendencias discriminatorias entre los diferentes estratos sociales implicados. No hace mucho, la modelo Nicole Neumann pretendió insultar a una colega suya tildándola de “la muqui”. A nadie pareció repugnarle demasiado el hecho de insultar a alguien adjetivándola con una profesión respetable y honesta: el término “mucama”, o “schikze” (para los argentinos hebreo parlantes) o las “maids” (para los anglo parlantes) suele ser usado con un tinte despectivo en quienes lo utilizan. La empleada doméstica es vista en muchos casos como una persona inferior, injertada en una familia siempre de recursos y educación mas altos. No tiene, en la mente de muchos, los mismos derechos ni merece el mismo trato laboral que sus empleadores reclaman para sí. “Ella también tiene derecho a trabajar en blanco”, dice la campaña, apuntando al corazón del problema.

Falta sin embargo saber si los objetivos se han logrado. En un comunicado de prensa, la AFIP informó de unas 1.100 consultas por día desde enero de 2006. Pero escasean en este sentido los datos firmes: contactados por MERCADO para conocer los resultados y la efectividad de la campaña, los funcionarios de la AFIP prefirieron no ser entrevistados.

PC

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